Día tras día

Podríamos definir el estado emocional como un mecanismo cerebral en el que se involucran practicamente todas las funciones del organismo, desde la actividad digestiva, frecuencia cardiaca y respiratoria y hasta la tensión muscular.

Estas pueden generarnos reacciones positivas o negativas, por eso es bueno aprender a controlarlas para desarrollar nuestra inteligencia emocional y generarnos un mayor bienestar. Muchos pensareis que controlar las emociones es sinónimo de represión, pero no es así, se trata de dirigir y/o mantener estas alteraciones dentro de ciertos límites para que el organismo no acabe dañándose a si mismo. Naturalmente este manejo no hará que desaparezcan las emociones, pero si se podrá controlar la actitud ante estas.
Una conducta positiva ante la vida en general es imprescindible para lograr domesticar nuestras emociones y por supuesto el analizar las situaciones buscando la mejor solución antes de caer en la desesperación, piensa que la mayoría de problemas, situaciones y conflictos tienen remedio y si no lo tienen de nada sirve lamentarse.
Algunos recordareis una entrada que publiqué en octubre sobre lo bueno que es sonreír, efectivamente también esto contribuye a sentirse mejor y más seguro de uno mismo.
Expresa lo que sientas o pienses, ya que callarlo todo no es recomendable en el plano emocional. La música es también un buen estímulo para los estados emocionales, desarrollan la sensibilidad, los valores y tiene actitudes constructivas, además puede ser muy relajante.
Hubiera sido interesante que desde muy jóvenes se hubiera incluido este desarrollo en la educación, aun así nunca es tarde para empezar a ponerlo en práctica.

Así que ya sabéis, si queréis sentiros más satisfechos en vuestra vida, debéis trabajar el control de los impulsos, la autoconciencia, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental y la motivación.