Día tras día

A menudo solía pensar en ella,
ni siquiera la había conocido
y ya echaba de menos sus manos.

Una parte de ella no creía que existiera
ningún ser complementario,
nadie que se diese a conocer
como "su otra parte".
Pero aún así, no dejaba de imaginar sus ojos.
La miraría sin juzgarla,
le hablaría sin pronunciar palabra alguna.

Si esa mitad existiera,
seríamos como piezas de un puzzle,
pero un puzzle de dos piezas
no guarda ningún encanto.
Sin embargo...con frecuencia, fantaseaba con su boca.
Dulce, risueña, carnosa,
de largos besos rebosantes de deseo.

Quizás ya se había cruzado con ella,
tal vez ya la había sentido cerca,
si así fuera algún día tendría que regresar.
Mientras tanto, inventaba su cuerpo.

Ansiaba con fuerza que su alma tuviera tanta belleza
que no hallara palabras para poder describirla,
que no guardara sus sueños en el armario
y que nada les impidiera volar.
Decían que estaba loca... y ella sonreía.

Eva M.